viernes, 22 de mayo de 2009

CUENTOS DE CASTELLANO

¡LA NATURALEZA, UNA GRAN FORTUNA!


En la gigantesca selva del Amazonas, gran riqueza colombiana, viven los indígenas “Jhatuherischos”.Su jefe era llamado “Gran Cacique Kujamana” y su esposa, llamada “Jaquijana”, daría a luz a un bebé varón; que cuando grande, llevaría la herencia de su padre: “ser el líder de los indígenas mas protectores de la naturaleza”.

Llegó el tan esperado momento, pero algo estaba mal, el niño no reaccionaba. Hicieron todo lo posible por darle vida al pequeño, pero nada servía.

“Kujamana”, desesperado corrió a la selva, y vio cómo unas tortugas caminaban cerca de la orilla del río “Amazonas”. Cayeron en él; las vio desesperadas haciendo intentos por salir del agua, pero todo era inútil, ya “Kujamana” a punto de lanzarse al río para salvarlas, vio como se unieron y sujetadas a una rama llegaron a la orilla y subieron a esta, salvándose de morir.”Gran Cacique”, vio como el trabajo en grupo sirve mas que los esfuerzos de uno solo, y también, se dio cuenta de que la fe hace milagros.

Luego de una hora de andar sin rumbo, pasó junto al volcán “Cachivache”, se sentó al lado del río y mirando hacia el volcán, dijo fuertemente: por favor madre naturaleza, dueña de todas las riquezas, tengo fe en ti, dale vida a mi hijo, él en un futuro te lo pagará, ¡por favor, Ayúdame!...
Un fuerte aguacero empezó a caer, era una respuesta a lo que él había pedido. Corrió hacia su casa y al entrar en ella vio, con asombro a “Jaquijana” acunando a un precioso bebé. ¡Era su hijo, estaba vivo! “Kujamana” dio un gran grito de alegría, y volviendo a la selva dijo: ¡Gracias madre naturaleza, por darle vida a mi pequeño, gracias!

Hicieron una gran celebración, y todos cantaban y bailaban festejando. El fuerte aguacero, era ya sólo una refrescante brisa, la cual utilizaron para bautizarlo con el nombre de:”Jikamajú”, que significa: fe y milagro.

Cada día, “Jikamajú” crecía más, y se convirtió en un hombre sabio, y siempre en su mente, tenía un dicho que su padre mencionaba: ¡cada buena acción tiene su recompensa!
Un día, su padre gravemente enfermo lo llamó y le dijo:”pronto moriré, cumple la promesa que hicimos” ¡te amo!, después de esto, murió. “Jikamajú, se acerco a él y dijo: ¡padre, cumpliré la promesa en honor a ti!

“Jikamajú”, protegía la naturaleza, cuidaba los animales, y las plantas con mucho amor.
Un día, llegaron unos hombres raros, destruyendo la naturaleza con unas cosas raras, que él nunca había visto. Corrió a la aldea para avisar a su gente de lo que ocurría. Sus compañeros se armaron con lanzas, y se fueron en compañía de “Jikamajú” en busca de los destructores de la naturaleza.

Los encontraron, y los llevaron a su aldea, donde les enseñaron como cuidar la naturaleza. Mientras todos estaban en la aldea, unos amigos de los destructores, los buscaban desesperados, y al no encontrarlos destruyeron más la naturaleza.

El volcán “Cachivache”, al ver que “Jikamajú” llevó a los destructores a la aldea, entró en erupción, causando graves daños a la selva, y a los animales que la habitaban…
Mientras tanto, en la aldea, “Jikamajú” veía con tristeza lo ocasionado, y dirigiéndose a su madre le dijo: Mamá, la naturaleza me dio la vida, y ahora que la está perdiendo, se la voy a devolver. Su madre, le dijo: esa es tu decisión, y yo la respeto, y aunque me duele mucho, porque tu padre se fue, y ahora tú, es la ley de la naturaleza. Antes de que “Jikamajú” partiera, los destructores le hicieron una promesa, la cual decía que iban a proteger, por siempre, la naturaleza.

“Jikamajú”, partió, y le dijo al volcán: ¡hagamos un trato, yo le doy mi vida a la naturaleza, pero tú la dejas en paz!, e inmediatamente se calmó todo, pero” Jikamajú”, ya había muerto. Pero; fue así, como cumplió la promesa que le había hecho a su padre y a la naturaleza.
Tiempo después, “Jaquijana”, iba caminando por la selva, y vio dos arboles con sus ramas entrelazadas, y de inmediato supo que eran su esposo y su hijo, y que los 2 desde allí la cuidaban.



¡ El ÁNIMA DEL SOÑADOR!


Había una vez un hombre que le fascinaba mucho cantar, pero no podía, pues sufría de muchas enfermedades, tales como afonía, amnesia y problemas para oír, que no lo dejaban realizar su actividad, por lo cual, sufría grandes trastornos, que no lo dejaban vivir tranquilo.

Él era un hombre solitario, pues con su tristeza y amargura no tenía amigos.

Él vivía en un bosque, en una pequeña cabaña, cerca del pueblo. Por las noches, cuentan los habitantes del pueblo, se le oía a aquel hombre llorar y lamentar sus penas.

Decían que se oían horribles gritos, como si lo estuvieran desmembrando en vida…

Al día siguiente, él pensó en acabar con su vida, fue hasta el patio de su cabaña, el cual tenía vista y salida directa al bosque, y estando ya allí, amarró una soga a su cuello, se montó en una caneca y se lanzó. Nadie en el pueblo volvió a saber de él.

Varios días después, unos niños estaban jugando cerca de su cabaña, y entraron, todo parecía muy calmado, hasta que llegaron al patio, y allí frente a ellos estaba el cadáver, ya casi descompuesto de aquel hombre, inmediatamente salieron despavoridos, para avisarle a sus padres, pronto todo el pueblo estaba enterado del hecho.

Llamaron a la policía, y recogieron el cuerpo, dándole después de varias horas, cristiana sepultura.

Todas las noches, cuentan en el pueblo, se oyen los lamentos de aquel hombre, buscando cura a sus enfermedades, pues el todavía piensa que está vivo, y seguirá luchando por su sueño.

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